CONTRA LA POLÍTICA GUERRERISTA, POR EL ACUERDO HUMANITARIO
Comunicado de Prensa
La convulsionada coyuntura que vive el país no debe confundirnos ni hacernos perder de vista la necesidad y la urgencia de continuar trabajando por la búsqueda de soluciones a los principales problemas que agobian a la mayoría de los colombianos, y no hay duda de que el acuerdo humanitario y la solución negociada del conflicto interno es uno de ellos.
La entrega de algunas pruebas de supervivencia y la liberación de Consuelo González y Clara Rojas, hechos en los cuales jugaron un papel preponderante el Presidente de Venezuela, Hugo Chavez, y la Senadora Piedad Córdoba, como lo reconoció el propio Presidente Uribe, demuestran que es posible transitar vías distintas a las del guerrerismo a ultranza que caracteriza la política del actual gobierno, y que la participación de la comunidad internacional es un elemento valioso para avanzar hacía un proceso de paz.
Un gran obstáculo para el logro de estos objetivos es el desconocimiento por parte del gobierno de que en nuestro país hay, desde hace más de cuarenta años, un conflicto interno, su carencia de una política de paz y su obstinación en aplastar por la fuerza al movimiento guerrillero, como única alternativa. Así se explican al Plan Colombia los escandalosos incrementos en el presupuesto militar y el reforzamiento legal de la política guerrerista.
Los secuestros, las desapariciones forzadas, el desplazamiento, los asesinatos y el tratamiento inhumano a los cautivos son hechos condenables que degradan el conflicto y contribuyen a hacer más difícil el camino de la reconciliación. Por eso, insistimos en la urgencia de un acuerdo humanitario, porque estamos convencidos de que su concreción permitiría el regreso a la libertad de quienes se encuentran en cautiverio y crearía un ambiente propicio a la negociación para construir la paz que anhela la inmensa mayoría de los colombianos. Obviamente, tanto el acuerdo humanitario como la negociación implican el reconocimiento del otro como contraparte.
El papel de la comunidad internacional resulta decisivo, como lo demuestran numerosas experiencias en otros países y en nuestro propio caso, y es necesario considerarla como uno de los factores fundamentales para la superación del conflicto.
Es urgente, entonces, continuar la movilización en demanda del acuerdo humanitario y de la negociación del conflicto interno para lograr la paz para nuestro país.
GLORIA INÉS RAMÍREZ RÍOS
Senadora de la República por el PDA
Bogotá, D.C., 23 de enero de 2008
Comunicado de Prensa
La convulsionada coyuntura que vive el país no debe confundirnos ni hacernos perder de vista la necesidad y la urgencia de continuar trabajando por la búsqueda de soluciones a los principales problemas que agobian a la mayoría de los colombianos, y no hay duda de que el acuerdo humanitario y la solución negociada del conflicto interno es uno de ellos.
La entrega de algunas pruebas de supervivencia y la liberación de Consuelo González y Clara Rojas, hechos en los cuales jugaron un papel preponderante el Presidente de Venezuela, Hugo Chavez, y la Senadora Piedad Córdoba, como lo reconoció el propio Presidente Uribe, demuestran que es posible transitar vías distintas a las del guerrerismo a ultranza que caracteriza la política del actual gobierno, y que la participación de la comunidad internacional es un elemento valioso para avanzar hacía un proceso de paz.
Un gran obstáculo para el logro de estos objetivos es el desconocimiento por parte del gobierno de que en nuestro país hay, desde hace más de cuarenta años, un conflicto interno, su carencia de una política de paz y su obstinación en aplastar por la fuerza al movimiento guerrillero, como única alternativa. Así se explican al Plan Colombia los escandalosos incrementos en el presupuesto militar y el reforzamiento legal de la política guerrerista.
Los secuestros, las desapariciones forzadas, el desplazamiento, los asesinatos y el tratamiento inhumano a los cautivos son hechos condenables que degradan el conflicto y contribuyen a hacer más difícil el camino de la reconciliación. Por eso, insistimos en la urgencia de un acuerdo humanitario, porque estamos convencidos de que su concreción permitiría el regreso a la libertad de quienes se encuentran en cautiverio y crearía un ambiente propicio a la negociación para construir la paz que anhela la inmensa mayoría de los colombianos. Obviamente, tanto el acuerdo humanitario como la negociación implican el reconocimiento del otro como contraparte.
El papel de la comunidad internacional resulta decisivo, como lo demuestran numerosas experiencias en otros países y en nuestro propio caso, y es necesario considerarla como uno de los factores fundamentales para la superación del conflicto.
Es urgente, entonces, continuar la movilización en demanda del acuerdo humanitario y de la negociación del conflicto interno para lograr la paz para nuestro país.
GLORIA INÉS RAMÍREZ RÍOS
Senadora de la República por el PDA
Bogotá, D.C., 23 de enero de 2008
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