CERCO URIBISTA AL ACUERDO HUMANITARIO
Comunicado de Prensa
En su reciente periplo por Europa, el presidente Uribe se comprometió a adelantar el acuerdo humanitario que vienen demandando amplios sectores de la sociedad colombiana para que sea posible la liberación de los cautivos en manos de las FARC y de los guerrilleros presos en las cárceles del Estado.
Sin embargo, a su regreso se olvidó del asunto y se dedicó a promocionar la fantasiosa idea de que se buscará ubicar los campamentos en donde están los secuestrados y, una vez hallados, se tenderá alrededor de ellos un cerco militar y se llamará a la comunidad internacional para que intervenga en su liberación.
Si no estuviera de por medio la vida e integridad de las personas cautivas, la idea no merecería ser tomada en serio, pero se trata, en realidad, de una nueva versión del rescate militar, que tiene desastrosos antecedentes, razón por la cual ha encontrado el rechazo de los familiares de los secuestrados y de las organizaciones y personas que anteponen la sensatez a los desvaríos guerreristas del gobierno.
Con la vida de los cautivos no deben hacerse experimentos temerarios, pues un rescate fallido no haría sino hundirnos aún más en la vorágine de odios y violencia que estremece a nuestro país.
La única alternativa razonable es posibilitar el acuerdo humanitario, y para ello el gobierno debe otorgar las garantías del caso, entre ellas, el despeje de los municipios o zonas requeridas, sin someterlas a condicionamientos caprichosos, como ha ocurrido con Pradera y Florida.
La liberación de Consuelo González y Clara Rojas, gracias a la valiosa colaboración del Presidente venezolano Hugo Chávez y de la Senadora Piedad Córdoba, y el anuncio de las FARC de que también les serán entregados a ellos los exparlamentarios Luis Eladio Pérez, Orlando Beltrán y Gloria Polanco, demuestran cómo es de irracional el odio que atizan contra el mandatario venezolano y contra la Senadora Piedad Córdoba los sectores más derechistas de nuestro país, cuando lo que se requiere es contar con la ayuda de la comunidad internacional para que contribuya no sólo al intercambio humanitario sino a la solución negociada del conflicto interno que por tantos años nos ha afectado.
GLORIA INÉS RAMÍREZ RÍOS
Senadora de la República por el PDA
Bogotá, D.C. 5 de febrero de 2008
Sin embargo, a su regreso se olvidó del asunto y se dedicó a promocionar la fantasiosa idea de que se buscará ubicar los campamentos en donde están los secuestrados y, una vez hallados, se tenderá alrededor de ellos un cerco militar y se llamará a la comunidad internacional para que intervenga en su liberación.
Si no estuviera de por medio la vida e integridad de las personas cautivas, la idea no merecería ser tomada en serio, pero se trata, en realidad, de una nueva versión del rescate militar, que tiene desastrosos antecedentes, razón por la cual ha encontrado el rechazo de los familiares de los secuestrados y de las organizaciones y personas que anteponen la sensatez a los desvaríos guerreristas del gobierno.
Con la vida de los cautivos no deben hacerse experimentos temerarios, pues un rescate fallido no haría sino hundirnos aún más en la vorágine de odios y violencia que estremece a nuestro país.
La única alternativa razonable es posibilitar el acuerdo humanitario, y para ello el gobierno debe otorgar las garantías del caso, entre ellas, el despeje de los municipios o zonas requeridas, sin someterlas a condicionamientos caprichosos, como ha ocurrido con Pradera y Florida.
La liberación de Consuelo González y Clara Rojas, gracias a la valiosa colaboración del Presidente venezolano Hugo Chávez y de la Senadora Piedad Córdoba, y el anuncio de las FARC de que también les serán entregados a ellos los exparlamentarios Luis Eladio Pérez, Orlando Beltrán y Gloria Polanco, demuestran cómo es de irracional el odio que atizan contra el mandatario venezolano y contra la Senadora Piedad Córdoba los sectores más derechistas de nuestro país, cuando lo que se requiere es contar con la ayuda de la comunidad internacional para que contribuya no sólo al intercambio humanitario sino a la solución negociada del conflicto interno que por tantos años nos ha afectado.
GLORIA INÉS RAMÍREZ RÍOS
Senadora de la República por el PDA
Bogotá, D.C. 5 de febrero de 2008
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