miércoles, 16 de abril de 2008

La prepotencia sucumbió en el debate que sobre la “ley de violencias contra las mujeres”, se adelantó la semana pasada en la H. Cámara Representantes

La prepotencia sucumbió en el debate que sobre la “ley de violencias contra las mujeres”, se adelantó la semana pasada en la H. Cámara de Representantes.

Durante las sesiones de la Comisión Primera Constitucional del pasado 8 y 9 de Abril, se abordó el esperado debate sobre el Proyecto de Ley No. 171 de 2006, por el cual se adoptan una serie de medidas para prevenir, erradicar y sancionar la violencia contra las mujeres, que es una de las más importantes realizaciones de la Bancada Bicameral de Mujeres del Parlamento Colombiano desde su creación en el mismo año, a iniciativa de la H. Senadora Diliam Francisca Toro durante su período al frente de la Presidencia del Senado.

Durante el curso del debate por la Comisión Primera del Senado, no fueron pocas las objeciones proferidas por algunos destacados parlamentarios de esa célula congresional, pero gracias a la fuerza de los argumentos esgrimidos por la ponente H. Senadora Gina Parody, el proyecto pudo salir a flote sin mayores modificaciones.

Pero como toda iniciativa legislativa que busque reivindicar los derechos de sectores afectados por la inequidad o la discriminación, debe pasar por el tamiz, esto es, el ”veto” del Ministerio de Hacienda; su pronunciamiento sobre la viabilidad del proyecto dejaba sentada la negativa rotunda a comprometer recursos del tesoro público, para adecuar los centros de refugio para las mujeres y sus hijos, cuando la autoridad competente ordenase medidas especiales de protección, hecho este que pesaba como espada de Damocles en la autonomía de la comisión de ponentes, a la cabeza de la H. Representante Myriam Paredes.

A lo anterior, que de suyo se constituía en un gran tropiezo para la aprobación del proyecto de ley en esta etapa, debemos sumar la torpeza y la prepotencia con la que ciertos “patriarcas” como: Germán Navas Talero, Carlos Arturo Piedrahita, Carlos Enrique Soto, River Franklin Legros, Roy Barreras, Jorge Homero Giraldo y Germán Olano, levantaban sus voces altisonantes para increpar a las ponentes sobre su atrevimiento al hablar de “derechos humanos de las mujeres”, cuando las leyes solo pueden ser generales y, por ende, neutras y asépticas, con lo cual dejan ante la faz del país demostrada su crasa ignorancia, no solamente sobre los efectos diferenciados de la violencia sobre las mujeres y las niñas, sino también sobre la normativa que la Comunidad Internacional ha proferido en materia de Derechos Humanos de las Mujeres, como la Convención de Belém do Pará1, la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW)2, entre otras.

Pero como en pocas ocasiones acontece, los parlamentarios que tienen interés en el debate y en la aprobación de un proyecto que transite en cualquiera de las dos cámaras, están facultados para intervenir y sustentar las razones de su pertinencia, la H. Senadora Gloria Inés Ramírez se hizo presente, no solo para otorgar poderío colectivo femenino a las ponentes, sino también para elevar la voz de la palabra de todas las mujeres juntas, que autorizada con la fuerza de la razón y la justicia, históricamente ha podido interpelar el poder y el derecho androcéntricos.

Es así cómo, en medio de la algarabía de estos “sabios de la juridicidad”, de la mirada expectante de un auditorio que no alcanza a comprender los entresijos de la barahúnda que se forma al momento de votar, pero especialmente del palpitar acelerado de ignotos corazones que en vilo esperaban de la inteligencia y la audacia de la H. Representante Sandra Ceballos que a la postre dirigía la sesión, se aprobó esta carta de navegación del derecho de las mujeres a una vida libre de violencias en nuestro país, no con el alcance y el contenido que el Movimiento de Mujeres aspiraba, pero sí con unas herramientas muy importantes que permitan la realización de la justicia para las mujeres.

Es menester por tanto entregar a las H. Representantes Myriam Paredes y Sandra Ceballos, nuestro saludo de reconocimiento a la altivez con que asumieron la difícil tarea de conducir un debate que ha puesto en la agenda pública, una de las peores violaciones a los derechos humanos, como lo es la violencia contra las mujeres por el hecho de ser mujeres.

Bogotá, D.C., Abril 12 de 2008
TERESA MARTÍNEZ PINTO
Asesora UTL
H. Senadora Gloria Inés Ramírez Ríos

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