domingo, 22 de junio de 2008

CAJAMARCA, TOLIMA, EN LA ENCRUCIJADA


Por Nelson Lombana Silva

El municipio de Cajamarca, al occidente del departamento del Tolima, es considerado "la despensa agrícola de Colombia" por su rica producción que surte a corabastos en Bogotá y otras ciudades del país.

Cuenta con 19.754 habitantes, diez barrios, 47 veredas y un área de 497 kilómetros cuadrados. Su alcalde, Guillermo Rodríguez Moreno, es un campesino demócrata, pacifista y amante del progreso y el desarrollo comunitario.

Esta comunidad está inmersa en una problemática socio económica bastante compleja, porque de un lado es escenario de una mina de oro, cuyas expectativas la hacen como una de las más grandes y poderosas del mundo, se desarrolla allí el megaproyecto de la construcción del túnel y la ampliación de la calzada, pero también está prácticamente a merced del volcán Machín, la estrechez para extenderse el pueblo, la aguda militarización y la presencia paramilitar.

De esos temas consultamos al mandatario.

Alcalde, ¿Qué ha generado la expectativa entorno a la mina de oro?

La expectativa entorno a la mina de oro, ha generado muchas inquietudes y hasta controversias sobre la efectividad y la solución de la problemática social y la generación de empleo.

Por el otro lado, está el problema ambiental, la descomposición social y otros temas que son contraproducentes a este fenómeno de la explotación de la mina.

La expectativa está también en los malos entendidos porque hasta el momento lo que conocemos es que hay un proyecto de mina en el sitio La Colosa. Se están desarrollando unas fases, (fase tres), se ha dicho por parte de la compañía Anglo gold, en boletín oficiado al mundo que efectivamente hay un hallazgo de oro, pero todavía no están en la fase de explotación, de manera que nuestro plan de desarrollo no contempló recursos de regalías para este cuatrienio porque no alcanzaría en el evento de la explotación.

Tenemos impactos negativos en la generación de empleo, el desbalance que hay entre el sector tradicional y el sector minero que se nos agrega en el sentido de que el campesino está mirando un aliciente en la mina para trabajar allí, también con algunas razones de tipo estructural, porque producir alimento se ha convertido en un dolor de cabeza, dado los altos costos de producción, los insumos, la asistencia técnica, el mercadeo, la misma desorganización campesina, tiene este sector bastante aporreado.

Por lo tanto, ha encontrado en la mina una oportunidad de un ingreso fijo, de una seguridad social y de un mejor pago. En fin tiene más seguridad y tranquilidad vendiendo su fuerza de trabajo en la mina. Ese campesino abandona el campo y se va a otras actividades. De esa manera, el sector tradicional agropecuario se ve bastante afectado, igualmente, viene la descomposición social, en cuanto a prostitución, alcoholismo, consumo de alucinógenos, surgimiento del sicariato y de violencia que se generaría en el municipio de Cajamarca.

También estamos mirando el tema medio ambiental, la contaminación de las aguas del río Bermellón, el agua que nutre el acueducto municipal, el agua que toman los municipios del plan del Tolima, como espinal, cuello y otros municipios.

Todo indica que la explotación la van a hacer a cielo abierto. Si es así es preocupante al imaginarnos cuántos cerros van a desbaratar y qué pasaría con la capa vegetal y nuestra agua que vale mucho más que el oro que se va a explotar.

Nosotros como autoridad podemos interponernos al desarrollo de la libre empresa, pero sí tenemos que ser cuidadosos de los efectos nocivos que causen a la comunidad estos tipos de proyectos.

Alcalde, ¿la transnacional explotaría el oro, dejaría los huecos y el pueblo viendo un "chispero", como se suelde decir popularmente?

Sí, hay un antes, un durante y un después. Estamos en el antes, es decir, en la expectativa, en el análisis de las cosas que pueden suceder; en el durante se habla de mucha bonanza, se habla que se necesitaría la mano de obra de 1.500 – 2.000 personas, incluso, el municipio no tendría la capacidad de suministrar toda esa mano de obra; un después, cuando solo nos quede los rastros de lo que sucedió en la mina, en la población, una población envejecida, de la seguridad social de estas personas, estamos hablando de que estas personas no van a quedar desprotegidas, a su suerte en una vejez, producto ya del desgaste de su trabajo que va a tener posiblemente en este proyecto.

Estamos hablando también con un organismo que creó la comunidad y la mina que se llama El Corsae, es un comité de responsabilidad social y empresarial. Allí se han constituido cuatro mesas de trabajo para mirar el tema del empleo, el tema empresarial, el tema del medio ambiente y el tema social. En esto hemos venido trabajando, incluso, con el vicepresidente nacional de esta transnacional, con el fin de tener planes de mitigación, de tal manera que el impacto en los diversos campos planteados no sea tan severo.

¿Cuál sería la capacidad de producción de la mina?

Técnicamente no tenemos cantidades, lo que sabemos es que la mina puede tener una permanencia de unos 20 a 25 años; también se nos ha dicho que es la segunda mina en importancia en Colombia. Desde luego, al terminar la fase de exploración esto puede variar.

¿Por qué la fase exploratoria está parada en estos momentos?

La exploración está parada por efectos de la ley 2ª de 1959, que declaró reserva natural toda la cordillera hasta Pasto. Ellos empezaron su la labor de exploración y olvidaron u omitieron o no les exigieron un permiso de sustracción de área. En estos momentos están tramitando este permiso en el ministerio del medio ambiente y cortolima. En el mes de agosto se reabriría el proyecto de exploración.

¿Dejaría de ser Cajamarca "la despensa agrícola de Colombia"?

Estamos mirando alternativas en el plan de desarrollo. Por ejemplo, el agro turismo. No podemos abandonar nuestra histórica de ser agricultores y ganaderos. Pero sí debemos agregarle el ingrediente turístico aprovechando todas las potencialidades que tenemos en nuestra zona, nuestro micro climas, nuestros miradores, la naturaleza, el agua, la flora, nuestra gente trabajadora. Una alternativa es combinar el agro con el turismo.

También estamos trabajando la agricultura limpia, la agricultura orgánica contrapuesta a la agricultura tradicional que obedeció a la revolución verde que se nos impuso en el desarrollo del campo hace unos años en el país.

Hay otras iniciativas como las organizaciones empresariales, para empezar a darle valor agregado a nuestros productos. Es decir, que no llevemos únicamente las materias primas a las plazas, a correr con problemas en la calle, sino que también aquí generemos empleo, transformando esa producción.

También pensamos que Cajamarca debe suministrar todo lo pertinente a las 1.500 – 2.000 personas en el eventual caso de la explotación de la mina de oro.

Cajamarca es un caso especial: Por un lado la mina de oro, por el otro, el megaproyecto del túnel de la línea y por el otro lado, el riesgo natural del volcán El Machín. ¿Cómo analiza esta compleja situación?

Los megaproyectos de la doble calzada entre Ibagué, Cajamarca y la línea, va a generar también unos impactos coyunturales nocivos a la comunidad, muy parecidos al tema de la mina de oro.
Estos megaproyectos se nos ha dicho que es para el desarrollo del país, por eso hemos reclamado como alcaldes el desarrollo regional, que básicamente son nuestras vías para que no todo que en esos megaproyectos, sino que nosotros tenemos vías terciarias, vías secundarias qué atender.

Van a ver impactos nocivos y también benéficos en esta doble calzada; hay preocupación de la comunidad sobre cómo va a quedar nuestro sector tradicional en términos de productividad, de comercio y de competitividad. Son temas que estamos analizando.

Ahora, también está la amenaza del volcán El Machín. Hemos empezado a organizarnos y a entender que estamos ante un inminente riesgo de perder tantas cosas, incluyendo la vida, si no nos organizamos, si no nos capacitamos, si no tenemos el acompañamiento del gobierno nacional y los recursos técnicos, logísticos y económicos para mitigar este impacto.

Hay una comisión nacional que se conformó con planeación nacional, con acción social, con el ministerio del medio ambiente y con la red nacional de desastres y articulándolos naturalmente con Ibagué, Cajamarca y el departamento del Tolima.

Se está haciendo el trabajo de muestreo de encontrar la ubicación geográfica de todas las personas para conformar un mapa y sobre esa base comenzar a desarrollar los censos de población con todas las caracterizaciones, con el fin de comenzar a elaborar el plan de contingencia que nos llevaría a mirar nuestros sitios de escape, los sitios de albergue y demás eventualidades.

Pero más que todo, la organización de la comunidad y su capacitación. Le hemos dicho al gobierno nacional, quién va a responder por los daños materiales, porque en la estampía, van a quedar las plantas, la agricultura, la ganadería, las casas, etc que va a sufrir daños irreparables. Estamos mirando que el gobierno nacional amparara con una póliza o cómo sería que calmara la preocupación de los campesinos. La comunidad se preocupa más por sus cosas que por su propia vida.

El tema del Machín es preocupante hay unos síntomas de alarma que se están dando como son los enjambres de sismos que en este año está aumentando comparativa con años anteriores. Nos preparamos para una especie de parto, el nacimiento de un pollito. Estas tierras son ricas justamente por el volcán y va a venir nuevamente a fertilizar las tierras. Tenemos que prepararnos para ello.

Ibagué, junio 20 de 2008


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