miércoles, 6 de agosto de 2008

Alimentos, precios y guerra



Por Nelson Fajardo

Según la investigación que hace Portafolio sobre la canasta familiar mensual de los colombianos1, los precios de los alimentos crecen sin poder frenar esta tendencia. Es así como el incremento del mes de julio fue de 1,52 por ciento y el acumulado de 2008 para todo el grupo de alimentos es de 12,51; altamente superior a 2007 para la misma fecha y que se ubicaba en 7,74 o sea 4,77 puntos porcentuales por encima.


Dichas cifras generales se obtienen a partir de promediar las oscilaciones correspondientes en los precios de los diversos alimentos que hacen parte de la canasta familiar. En esta dirección, los alimentos con los precios más altos en los últimos tiempos fueron los cereales, ante todo el arroz, y las pastas de seco. También se presentaron fuertes alzas en las hortalizas y verduras; así como en las sopas, las cremas, las salsas y las mayonesas; se agrega las alzas en los precios de los lácteos, de los huevos, de las grasas y de la carne de res y cerdo.


Por su parte, los grupos de los productos alimentarios que comportaron bajas fueron los tubérculos, las raíces, el plátano y las frutas. Bajas que si bien son favorables al bolsillo de los colombianos, también afectan de manera tenue el beneficio al ingreso de los hogares de los trabajadores.


Las causas de este comportamiento en los precios de los alimentos las ubica la investigación en las clásicas oscilaciones entre la oferta y la demanda debido a las restricciones en la oferta, el comportamiento del clima y el aumento de los costos en los productos industrializados. Se trata de unas causas relacionadas con un tipo de análisis significativamente superficial y en el que domina la simple observación para deducir mecánicamente las consecuencias derivadas de un método en el que se abandona la dialéctica de los movimientos dinámicos entre los pares categoriales, tales como esencia y apariencia, contenido y forma, entre otros.


Si se reconoce esta deficiencia, consideramos que las causas detectadas por los analistas de Portafolio no contribuyen a descubrir la peligrosidad de la tendencia en el largo plazo. Esto impide reaccionar colectivamente en favor de proteger y fortalecer el fondo alimentario de los colombianos.


Sin negar el efecto real que tienen las causas señaladas por este periódico económico, el comportamiento del fondo alimentario está afectado esencialmente por las enormes deformaciones en la tenencia de la tierra, la tendencia a la conversión de dicho fondo en biocombustibles y el modelo económico dominante.


Con respecto a la tenencia de la tierra, así se nos venda la idea de la riqueza nacional en biodiversidad, lo cierto es que el ciclo de acumulación originaria de capitales que se inicio desde 1986 y que condujo al desplazamiento de 4 millones de colombianos del campo a la ciudad, se complementó con una contrareforma agraria que concentró la propiedad de la tierra en nuevos latifundistas con bajas intenciones de progreso y orientados hacia una economía agroexportadora que vacía la economía doméstica; esto último en alianza con las transnacionales.


Por su parte, la conversión del fondo alimentario en biocombustibles reduce necesariamente el volumen de productos a disposición de la sociedad, y fundamentalmente de los trabajadores; asunto que restringe la oferta, infla los precios y deteriora la capacidad adquisitiva de los consumidores.


Finalmente tenemos la presión que ejerce el modelo de acumulación de capitales de corte neoliberal, que desprecia la economía rural si ésta no asegura óptimas tasas de ganancia. Esto es lo que explica la quiebra permanente de la economía campesina y de aquellos productores que no acceden a las condiciones de valorización de los grandes capitales. En la realización de estos bloqueos, la guerra no está dirigida exclusivamente contra los campesinos para apropiarse de sus tierras, sino que es una guerra dirigida también ha atacar las condiciones de reproducción del conjunto de la sociedad por medio de la destrucción del fondo alimentario. Nos esperan tiempos más difíciles al respecto, si no hay movilización política y social contra el capitalismo salvaje que impera en Colombia.


Notas1 Ver "Precios de los alimentos siguen sin freno", en Portada de Portafolio, agosto 1 de 2008, página 6.



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