viernes, 4 de abril de 2008

PIEDAD: ¡¡¡AMIGA DEL ALMA!!!


PIEDAD:


¡¡¡AMIGA DEL ALMA!!!



Como en tantas jornadas de la historia de lucha de las mujeres de nuestro país, hoy estamos aquí contigo, convocadas para reafirmar que NOSOTRAS, mujeres colombianas, nacidas como tú en la cuna raizal de nuestro pueblo, somos y seguiremos siendo, LA FUERZA VITAL DE LA ESPERANZA en que ninguna tiranía, por feroz y cruel que esta sea, pasara por encima de los cuerpos, de los deseos, de los sueños, de los compromisos y de los anhelos de las mujeres, que no solo somos forjadoras de la vida, sino hacedoras indispensables de todas las transformaciones y de todas las revoluciones pendientes, que definirán el camino de la emancipación de hombres y mujeres, dispuestos a organizar la resistencia y a dar las batallas permanentes, hasta lograr el derrocamiento de la barbarie, la impunidad y la cultura de la guerra y de la muerte que se pretende entronizar en el alma de la nación por los “falsos mesías” de nuestros tiempos.


La convocatoria a este acto donde todas y todos SOMOS PIEDAD, para gritarle nuevamente al régimen político imperante, que demandamos EL ACUERDO HUMANITARIO Y LA NEGOCIACIÓN POLÍTICA DEL CONFLICTO ARMADO COLOMBIANO, como la única salida que se impone a la tragedia humanitaria que vive el país, a la denegación de justicia para las víctimas y al cinismo expoliador de la dignidad tan severamente hollada como en ninguna época de la historia republicana de la nación; se constituye en una forma más de resistencia y de repudio a la política de facto implementada desde la institucionalidad y desde los aparatos ideológicos del estado, pero igualmente en el reconocimiento condigno a la entrega generosa, férrea e intransigente de una mujer, que enfrentando con coraje y valentía sin límites, la jauría del belicismo racista, mentiroso y excluyente empotrado en el poder político y económico, ha sido capaz de devolver a los corazones de innúmeros colombianos y colombianas, la fundada ESPERANZA de que la vida, la paz, la justicia, la democracia y la dignidad humana, están por encima de todas las mezquindades, de todos los odios viscerales, de todas las discriminaciones, de todas las guerras infames y en fin, de todos los tropiezos que los enemigos ocultos de la paz se atrevan a terciar en las avanzadas de nuestro pueblo por la búsqueda de una nación auténticamente patriótica, libre y soberana.


En este encuentro, propiciatorio de abrazos y de renovados compromisos, en el que por primera vez nos hemos permitido nombrarnos como NOSOTRAS, como esa fuerza colectiva capaz de hacer rupturas epistemológicas, éticas y políticas al pensamiento y a la acción del régimen uribista, nos vemos avocadas igualmente a reconocer la dimensión y la trascendencia de la RAZON MEDIADORA que las mujeres llevamos introyectada en nuestro SER y en nuestra forma de EXISTIR en el mundo, en radical oposición a todas las formas de violencia, especialmente de aquellas que se generan o se soslayan en la política, que hoy más que nunca se reclama patriótica, democrática y justiciera.


De ahí que sea pertinente asumir con María Zambrano y con otras pensadoras de nuestro discurrir en el mundo, que es necesario que la política, SEA LA POLÍTICA DE LAS MUJERES, para transformarla desde adentro, desde las entrañas, desde los ínferos de la memoria, desde los espacios silenciados del alma de la nación, para asumir una forma de pensamiento y de práctica política, imbuida de transparencia, de coraje, de fuerza, de integridad y de esperanza; pero no de cualquier esperanza, sino de aquella transgresora, trascendente y sagrada, esa esperanza que sea fuerza y motor de la historia, de la historia propia de nuestro pueblo y de nuestra raza mestiza, que sea capaz de horadar la soberbia del pensar y del hacer androcéntrico, que infortunadamente a veces toma cuerpo de mujer.


Por eso, hoy quiero invitar a todas y todos los aquí presentes, que de aquí en adelante, continuemos con PIEDAD abriendo los caminos al reencuentro esperanzador de la Paz, de la salida política al conflicto colombiano, del acuerdo humanitario y del retorno a sus hogares y a la justicia de todos los ofendidos y maltratados no solo por la guerra, sino por pobreza, la ignorancia, la discriminación y el olvido, portando en nuestras almas, en nuestras manos y en nuestras cabezas, EL TURBANTE DE PIEDAD, en la seguridad de que más temprano que tarde, la sociedad indolente, ciega y obnubilada por las promesas de los falsos mesías de la seguridad democrática, del país de propietarios y del crecimiento económico, despertarán del su letargo y harán causa común con todos aquellos que hoy somos estigmatizados, amenazados o forzados a dejar nuestro terruño y nuestras querencias, para impedir que la vida no muera bajo las acciones abominables del paramilitarismo, la para-política, la corrupción, la impunidad, el clientelismo, el silencio, la descalificación o el exterminio.


Sabemos QUERIDA PIEDAD, que si este régimen te obliga a marcharte lejos y nos priva de tu presencia luminosa, amorosa y tan necesaria a la causa de la Paz y la Justicia en nuestro país, tu espíritu combativo e insobornable, tu palabra y tu talante, nos acompañarán siempre; pero queremos decirte que la lucha por la paz en nuestro país TE NECESITA, las y los trabajadores colombianos necesitan tu voz fulgurante en el congreso para defender el Estatuto del Trabajo, los derechos laborales de las 78.500 madres comunitarias, los derechos patrimoniales y sociales de las comunidades LGBT y en fin, los derechos de todos los silenciados y desconocidos por la ley y la institucionalidad.


Me resta entregarte a nombre de todos y todas quienes hemos compartido contigo tantas afujías por la búsqueda de la equidad y la justicia en nuestro país, NUESTRO COMPROMISO PERENNE DE SOLIDARIDAD y SORORIDAD MILITANTE con tu vida, con tu lucha, con tu historia, porque es la nuestra, la de todas y todos los aquí presentes.


Con amoroso abrazo,



GLORIA INES RAMÍRES RÍOS
Senadora de la República por el PDA
Bogotá, D.C., Abril 3 de 2008

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